miércoles, 28 de marzo de 2018

La Salud y La Felicidad

 

Estos día, por diferentes motivos, he estado pensando en la valoración que hace la población y el sistema político sobre los servicios de salud y el impacto que su calidad o no calidad, tienen sobre la felicidad.  
Una encuesta, hecha pública en canal 4, sobre la felicidad de los uruguayos, mostraba que el tema de la salud es considerado motivo de infelicidad, solamente por un 5% de la población.
Quienes hemos dedicado una vida a observar, conocer y tratar de aportar soluciones para su mejora, debemos preguntarnos si realmente es razonable seguir haciéndolo. 
La primera reflexión que me surge es recordar aquel viejo dicho que señala que la gente sólo se acuerda de Santa Bárbara cuando truena. Es una frase que hace especialmente daño el oírla por dos razones, la primera es porque cuando te la dicen, normalmente estás acuciado por algún problema importante, por lo que lo que menos necesitas es que alguien te sermonee, y la segunda y principal es porque casi siempre tienen razón. Habitualmente la visión que se tiene sobre los servicios de salud está mucho más vinculada a lo que se dice de ellos, que a lo que se siente cuando uno debe recurrir para ser atendido.
Por otra parte, cuando surge alguna noticia con características de insuceso, en alguna parte del país, la tendencia es a pensar que eso le pasa a otros y no está en las previsiones que nos pase a nosotros. Una mirada tan egoísta es cada vez más frecuente en una cultura cada vez más individualista. Por eso es que cuando me preocupa la indigencia sanitaria que padecen unos pocos, pero reales compatriotas; cuando me entero que en un país tan chico y geográficamente privilegiado, alguien muere porque le creció la cañada mientras el Sr. Presidente se compra un avión que lo disfraza de sanitario o cuando sé de una señora que muere en Paso de los Toros porque nadie ha intentado mejorar los servicios allí existentes y disponibles,  debo pensar en ellos, pese a que la encuesta me diga que sólo un 5% relaciona los temas de la salud con la infelicidad. Claro que el sistema político también debería hacerlo, más allá que la cosecha pueda no ser prometedora.





 

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