La insistencia del Diputado Martín Lema, del Sector TODOS del
Partido Nacional, ha dado por resultado que una barrera fuertemente sostenida
por el centralismo montevideano, parece estar en vías de desmoronarse.
Muchos años han transcurrido desde que se planteó la
iniciativa y de lo que si podemos estar seguros es que el planteamiento lleva
tantos años como la famosa Reforma de la Salud, que entre sus méritos han hecho
figurar insistentemente el logro de la equidad entre los usuarios de los
servicios de salud.
La disputa entre Salto y Tacuarembó ha regado de argumentos,
públicos y privados, de la necesidad de poder contar con este tipo de recursos
asistenciales.
La distancia, los medios de traslado, las condiciones de las
rutas han significado y siguen significando la diferencia entre la vida y la
muerte, para muchos compatriotas que viven lejos de la capital. Mientras aquí,
cualquier paciente dispone de los recursos asistenciales en tiempos muy acotados,
como lo exigen estas patologías, en el interior las respuestas son
insuficientes y tardías, condicionando el pronóstico vital de esas personas.
Por eso cuesta entender las razones por las que se han
encajonado propuestas, se han dilatado decisiones y se ha impedido que se
lleven adelante servicios que realmente ayudarían a mejorar la equidad en lo
asistencial. Como no creo en las casualidades, tengo la tendencia a buscar las
causalidades y pese a tratarse de gobiernos progresistas, que dicen defender
los intereses de los más débiles y vulnerables, los intereses que parecen
defenderse son los económicos de los servicios que hoy existen en Montevideo.
Mientras tanto surge la pregunta:
¿Dónde está la FUS?
Hemos escuchado hasta el
cansancio a su secretario general, despotricar contra el empresariado médico.
Debemos destacar su equilibrio al ignorar la condición empresarial del Sr.
Presidente electo por la fuerza política que él apoya.
Ahora nos enfrentamos a una
grotesca lucha por un mercado cautivo, que se disputa una bolsa de cerca de U$S
70 millones por año, repartida entre los
IMAEs de Montevideo, sin tener en cuenta las necesidades y los derechos de la
gente. Razones indiscutiblemente empresariales priman frente a la reivindicada
equidad.
Conocida la realidad y el grado de desarrollo de ambos
servicios, creo que deberían funcionar los 2 IMAEs. De esa forma quienes viven
al norte del Río Negro y en los ejes de las rutas 3 y 5 tendrían más opciones
de sobrevivir que las que tienen actualmente.
Por otra parte y en el colmo de
la desprolijidad vemos a un MSP exigiendo, a una Institución médica, la compra
de un medio de transporte, que el país todo reclama a voz en cuello, no para que se trasladen las
complicaciones de una cirugía cardíaca, que según cifras que circulan, se puede
presentar en un 0.06% de las intervenciones, sino para evitar que se muera un
uruguayo porque le creció la cañada.
¿Se lo pedirán también a ASSE
para el IMAE de Tacuarembó?
¿No será responsabilidad del
Estado comprar los helicópteros necesarios, en lugar de un avión para el Sr.
Presidente, como lo plantea el senador Javier García?
De repente aprovechan y empiezan
a resolver el problema de las emergencias y sus traslados y de esa manera
evitan tantas muertes evitables, que por inaccesibilidad han ocurrido y
seguramente siguen ocurriendo
El otro tema que surge del análisis de viabilidad de estos
servicios se relaciona con la cobertura de las emergencias médicas en aquella
zona del país.
El Dr. Pereda, Jefe del Servicio de Neurocirugía del Hospital
de Tacuarembó, señalaba las dificultades de traslado que surgían cuando un
paciente gravemente traumatizado, por un siniestro de tránsito. debía ser
atendido en donde existen los mejores recursos.
El colega manifestaba que los traslados aéreos eran una
complicación. Me cuesta entender el porqué de esa afirmación, cuando
comprobamos que por ejemplo nuestro amigo el senador Cardozo recibió la mejor
atención y logró los mejores resultados, gracias a que en poco tiempo fue
socorrido por un equipo altamente especializado trasladado en un helicóptero o
cuando nos enteramos que tripulantes de barcos en altamar son trasladados a
tierra con todo éxito. Quiero pensar que la complicación surge de una operativa
que no está adecuadamente planificada.
Si se analizan los dos temas con visión sistémica, se pueden
sacar algunas conclusiones.
La cobertura de las demandas asistenciales del Norte del Río
Negro, se potenciaría si existiera una respuesta organizada en materia de
asistencia y de traslados, para que todos los pacientes, estén donde estén
puedan acceder a ellos.
Esa respuesta organizada implicaría que la habilitación de
estos centros asistenciales no resultara de la presión ejercida por los
diferentes actores, sino de la ejecución de un plan estratégico nacional,
tendiente a mejorar la calidad de la asistencia de todos los habitantes de la
República, de la manera más equitativa posible.
Por último, es absolutamente necesario que se asuma con
firmeza, que los intereses que deben primar son los de la gente y no los de los
empresarios que hoy se benefician del centralismo capitalino.
Qué difícil es expresar opinión
cuando hay que seguir el zigzagueo de las decisiones gubernamentales y de los
integrantes de la fuerza política que los respalda.