viernes, 30 de octubre de 2015

Dr. Álvaro Juan Berrutti Bonilla


Este blog fue creado para compartir opiniones sobre los servicios de salud.
El Dr. Álvaro Berrutti fue un actor trascendente en esta temática y un gran amigo. Me pareció pertinente dedicarle esta publicación. 


Ayer, casi un mes después, recibí la noticia del fallecimiento del “Flaco Berrutti”. 
Pocos días antes de su partida me llamó y me contó alguna de sus severas dolencias. Seguramente y a su manera, fue su despedida.

Con Álvaro, pese a haber coincidido en tiempos universitarios, nos vinculamos más estrechamente, cuando compartimos tiempos de gestión en el MSP. Yo ejercía la dirección del Viladebó y él la sub dirección del Musto.

Decisiones políticas del momento hicieron que Álvaro fuera desplazado del cargo y destinado a una suerte de exilio dentro del Ministerio.
Coincidió con el tiempo en el que asumí la Dirección General de ASSE, sin ninguna estructura, porque se estaba creando el organismo. Al saber de su situación y sabiendo su filiación colorada, solicité se le asignara a mi secretaría y se convirtió inmediatamente en un valiosísimo colaborador.

Fue el inicio de una excelente amistad que duró hasta el final.

Álvaro, junto a Julio Macedo, también fallecido y a Álvaro Vero fueron los únicos en extender sus manos cuando me precipité en la peor crisis laboral de mi vida profesional. Algún otro amigo estuvo siempre cerca, pero ellos fueron los que desde sus puestos me ofrecieron espacios de participación y aporte profesional.

Álvaro fue un ser extraordinario, muy inteligente, distinguido por el SMU por su trayectoria profesional y gremial, pero por sobre todo fue un ser tremendamente generoso, fraterno, leal, solidario, siempre preocupado por el bienestar de los demás.

Haberlo conocido y haber disfrutado de su amistad, forma parte del cúmulo de privilegios que esta vida me ha regalado.

Para quienes creemos que las coincidencias no existen, que haber coincidido en esta vida no fue casualidad, que nuestras almas transitan juntas la eternidad, la alegría de pensar que seguramente debe estar siguiéndonos, en paz, como tantas otras que ya no están con nosotros.

Hasta siempre amigo.

jueves, 29 de octubre de 2015

La indigencia sanitaria


Hace muchos años, en oportunidad de una visita a EEUU, pude comprobar el contrasentido existente en aquél país, entre el poderío económico y la realidad asistencial de una parte de su población. Los hospitales cerraban sus servicios de emergencia, para impedir el ingreso de personas que no tenían cobertura de seguros médicos.
La ex Primera Dama y hoy precandidata, Hillary Clinton, ha insistido mucho sobre la reforma de la salud y tengo entendido que aún no se ha logrado una cobertura universal como la que el Uruguay ha tenido desde hace muchísimos años.
Por otra parte, países como Cuba, pese a todas las limitaciones que su población sufre, ha logrado un desarrollo del sistema sanitario, que asegura la accesibilidad, a propios y extranjeros, a servicios de la mejor calidad.
No viene al caso analizar esas contradicciones.

Lo que sí quiero analizar son realidades que ponen al descubierto verdaderas inequidades, que sufren nuestros conciudadanos, que en algunos casos resultan extremas y que configuran, a mi juicio, verdaderas muestras de indigencia sanitaria...

Me refiero particularmente a lo que ha quedado en evidencia estos últimos tiempos, relacionado a situaciones de absoluta inaccesibilidad geográfica de algunas poblaciones de nuestro país. Los cambios climáticos, sobre todo el aumento de las precipitaciones, han puesto al descubierto la realidad de algunos parajes que, cuando crece alguna cañada o cauce de agua, quedan literalmente aislados, provocando en sus pobladores la resignación de que, frente a un quebranto de salud grave, lo único que pueden esperar es la muerte. El departamento de Cerro Largo tuvo un muerto por esta causa, hace poco tiempo.

Debo confesar que para alguien que ha dedicado buena parte de su vida y de su profesión a buscar soluciones para mejorar la asistencia, esto resulta inadmisible. Inadmisible porque al igual que lo que pasa con la educación o con la seguridad o con el tránsito, entiendo que se trata de problemas que tienen solución.

Lo primero que habría que asegurar es una atención básica, cuando se producen situaciones que los aíslen del resto del sistema.

¿Deberíamos radicar un médico en cada localidad, por más pequeña que sea? No, de ninguna manera.

Hoy las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC´s) (conjunto de servicios, redes, software y aparatos que tienen como fin la mejora de la calidad de vida de las personas dentro de un entorno) son un aporte indiscutible para superar estas inequidades.

Hoy un médico, en una localidad como Tambores, recibe un paciente con sintomatología sugestiva de infarto de miocardio y con su notebook dispone de todas las maniobras sugeridas para el mejor tratamiento, mientras coordina su traslado a un centro hospitalario cercano.

Al mismo tiempo, se debe pensar en qué recursos humanos existen disponibles en todos los rincones del país, para analizar su eventual inclusión en una estrategia asistencial que le asegure a la gente mejores condiciones de vida y de sobrevida.

Cuando ocupé la Dirección General de ASSE, impulsé el aprovechamiento de los policías rurales para cubrir la necesidad de disponer de enfermeros radicados, en forma permanente, en esas localidades.

El resultado fue muy bueno y hoy podríamos pensar en subir la apuesta y tratar de convertirlos en paramédicos, que sepan realizar las maniobras básicas de reanimación, frente a una crisis de salud, apoyados a distancia por médicos dispuestos en lugares estratégicos, a través de las TIC´s

Esa medida tendría numerosos impactos.
Por pequeña que sea la población, siempre hay un destacamento policial. En ese destacamento existen, radicados en la localidad, policías rurales que no son más que los “milicos” del pueblo.
Capacitarlos en estas maniobras permitirían, revalorizar su imagen, mejorar su remuneración y realizar un aporte insustituible a la comunidad a la que pertenecen.

Por último se debería integrar a la Fuerza Aérea para que, con los recursos necesarios, asegurara el traslado de aquellos que así lo requirieran.

En mi opinión, éste sería el sub sistema básico de cobertura local de las emergencias sanitarias, más alejadas de los centros asistenciales, que permitiría revolucionar la asistencia de tales situaciones y eliminar parte de las inequidades existentes.

jueves, 15 de octubre de 2015

Lo asistencial y lo custodial


Últimamente las agresiones de funcionarios de la salud, por parte de personas privadas de su libertad, que han requerido atención médica, se están repitiendo en los informativos.
El Sr. Ministro del Interior y la Sra. Presidenta de ASSE comparecieron ante el Parlamento para explicar lo sucedido y exponer las soluciones previstas para que no se repitieran situaciones similares.
Cabe aclarar que no se trata de un problema nuevo, sino de un tema pendiente que se arrastra, en la mayoría de los casos, desde el cierre del penal de Punta Carretas.
En ese establecimiento existía un hospital penitenciario, donde lo custodial estaba en manos del personal carcelario y lo asistencial era aportado por personal contratado por el Ministerio del Interior.
La apertura del COMCAR, sin ese servicio imprescindible, trajo estos problemas que hoy parecen haber tomado mayor estado público.
Según declaró el Ministro Bonomi, se estaría construyendo un nuevo hospital penitenciario.
Por su parte otro componente de la misma problemática es el que se vincula a las medidas cautelares con los pacientes psiquiátricos.
Existen dos situaciones legalmente diferentes en función de la imputabilidad o no imputabilidad de los pacientes privados de libertad:
Hay pacientes que, por haber cometido delitos en el marco de alguna patología psiquiátrica, deben ser privados de su libertad y al mismo tiempo asistidos por su patología. Esos pacientes ocupan la tristemente famosa sala 11 del Vilardebó y su símil en las Colonias. Teóricamente no pueden ser recluidos en servicios penitenciarios.
Por otra parte existen personas privadas de su libertad que presentan una patología psiquiátrica ulterior a su reclusión y que deben ser asistidos mientras cumplen su condena.
Cuando el retorno a la democracia, existía en el Vilardebó otra sala (la 11bis) en la que los reclusos (imputables) eran internados por problemas siquiátricos. Esa sala era custodiada por personal de Institutos Penales y dependía administrativamente de ese organismo.
Problemas generados por algunos pacientes inimputables de la sala 11, (motines y fugas), cuando yo dirigía ese hospital, hicieron que un juez penal decidiera su internación en la sala 11bis, en virtud de las mayores garantías de seguridad que ofrecía dicha sala. Esta decisión determinó el abandono de ese servicio por parte del personal penitenciario, idóneo en esa tarea, por entender que era incompatible la internación de pacientes inimputables en un Servicio Penitenciario. Seguramente fue la responsable de que hoy imputables e inimputables se internen en la sala 11 del Vilardebó, dependiente de la Dirección de dicho hospital.
La teoría dice que las organizaciones deben dedicarse a lo que están preparadas y especializadas y deben dejar de lado o tercerizar otras funciones para las que no lo están.
En este caso lo esencial es lo custodial, resuelto por el juez competente que entiende que más allá de la patología psiquiátrica y de la responsabilidad frente al delito, las personas deben estar bajo custodia del Estado.
Lo accesorio es lo asistencial que puede ser contratado o aportado por otras organizaciones especializadas.
Por esto es que me preocupa haber sentido al Ministro decir que se iba a reacondicionar la sala 11 del Vilardebó para internar estas personas.
El Vilardebó debe ser liberado de eshttp://lademocracia.info/?p=2560http://lademocracia.info/?p=2560a responsabilidad y adecuada su planta física para convertirlo en un Servicio de Internación público privado, como lo era cuando yo estudiaba Medicina.
La internación de los pacientes psiquiátricos imputables e inimputables debe ser resuelta en otra planta física donde lo custodial sea lo esencial y esté bajo la responsabilidad de personal especializado y lo asistencial sea contratado por el mismo servicio o aportado por otro organismo que se ajuste a las disposiciones que garanticen la seguridad de pacientes y funcionarios.
No sigamos tropezando con la misma piedra, diciendo que vamos a solucionar los problemas y dejando todo como está.

sábado, 10 de octubre de 2015

Santo y Seña y la realidad asistencial del país.



El miércoles 23 de setiembre el programa Santo y Seña puso al desnudo una realidad que hace mucho tiempo vengo denunciando. La reforma de la salud, tan exaltada por el partido gobernante, no ha sido más que un gran titular
La cobertura asistencial no ha sido más universal que lo que lo era antes de ella y la integralidad no ha avanzado más que en pequeños pasos, que no han tenido verdadero impacto

Dos componentes fundamentales, que hacen a la calidad de la asistencia, quedaron una vez más al descubierto.

1.      No se ha  logrado instrumentar un Sistema Nacional de Emergencias.

Existen numerosos lugares del país donde la gente sigue falleciendo por falta de asistencia adecuada. Mientras tanto, en muchos lugares, conviven más de un servicio de emergencia que se superponen, dejando vacíos  responsables de verdaderas omisiones asistenciales. Se vieron manifestaciones de gente que ante la pregunta de qué puede hacer si tiene una crisis de salud, respondió que sólo le quedaba morirse.
¿Es posible eso, en un país tan pequeño y sin accidentes geográficos de relevancia?
Lo más grave es que no solo se trata de lugares distantes, muchas veces aislados por cursos de agua desbordados por crecidas. Se comprueban carencias en capitales departamentales, donde la superposición es aún más grave.
Con los recursos existentes se podría avanzar muchísimo, considerando el tema sistémicamente.

2.      Es evidente la falta absoluta de una reforma profunda del Primer Nivel de Asistencia.

El país y la Universidad se han convencido que la Medicina Familiar y Comunitaria es la especialidad idónea para la atención de este nivel. Existe una cátedra liderada por uno de los primeros Médicos de Familia que ha tenido este país, con más de 20 años de experiencia.
Existen médicos rurales, formados con objetivos similares, con una vasta experiencia en la atención de poblaciones sin otra cobertura, que podrían ser capacitados y convertidos en modernos Médicos de Familia.
Existen recursos humanos, como los policías rurales, dispuestos a lo largo y a lo ancho de todo el país, que pueden ser capacitados en técnicas de reanimación y primeros auxilios. Ya se hizo cuando dirigí ASSE en 1988 y dio buenos resultados.
Existen recursos tecnológicos, como la Telemedicina que ya se ha experimentado con éxito en zonas del departamento de Cerro Largo.
Existe la posibilidad de realizar rondas sanitarias con equipamiento y especialistas, como se realizaban en el departamento de Tacuarembó hace casi 30 años. Los doctores Antonio Chiessa y Ciro Ferreira fueron responsables de su instrumentación.
Existe la participación simultánea del estado y del sector privado en todos los rincones del país.

¿Qué falta?
A mi juicio, en primer lugar, falta voluntad para hacer lo que hay que hacer y la gente necesita.
En segundo lugar falta sensibilidad para prestar atención a las necesidades angustiantes de la gente.
En tercer lugar da la sensación de que falta conocer la realidad nacional, embarrándose los zapatos, fuera de las campañas electorales, para llegar a conocerla en su integralidad.