jueves, 29 de octubre de 2015

La indigencia sanitaria


Hace muchos años, en oportunidad de una visita a EEUU, pude comprobar el contrasentido existente en aquél país, entre el poderío económico y la realidad asistencial de una parte de su población. Los hospitales cerraban sus servicios de emergencia, para impedir el ingreso de personas que no tenían cobertura de seguros médicos.
La ex Primera Dama y hoy precandidata, Hillary Clinton, ha insistido mucho sobre la reforma de la salud y tengo entendido que aún no se ha logrado una cobertura universal como la que el Uruguay ha tenido desde hace muchísimos años.
Por otra parte, países como Cuba, pese a todas las limitaciones que su población sufre, ha logrado un desarrollo del sistema sanitario, que asegura la accesibilidad, a propios y extranjeros, a servicios de la mejor calidad.
No viene al caso analizar esas contradicciones.

Lo que sí quiero analizar son realidades que ponen al descubierto verdaderas inequidades, que sufren nuestros conciudadanos, que en algunos casos resultan extremas y que configuran, a mi juicio, verdaderas muestras de indigencia sanitaria...

Me refiero particularmente a lo que ha quedado en evidencia estos últimos tiempos, relacionado a situaciones de absoluta inaccesibilidad geográfica de algunas poblaciones de nuestro país. Los cambios climáticos, sobre todo el aumento de las precipitaciones, han puesto al descubierto la realidad de algunos parajes que, cuando crece alguna cañada o cauce de agua, quedan literalmente aislados, provocando en sus pobladores la resignación de que, frente a un quebranto de salud grave, lo único que pueden esperar es la muerte. El departamento de Cerro Largo tuvo un muerto por esta causa, hace poco tiempo.

Debo confesar que para alguien que ha dedicado buena parte de su vida y de su profesión a buscar soluciones para mejorar la asistencia, esto resulta inadmisible. Inadmisible porque al igual que lo que pasa con la educación o con la seguridad o con el tránsito, entiendo que se trata de problemas que tienen solución.

Lo primero que habría que asegurar es una atención básica, cuando se producen situaciones que los aíslen del resto del sistema.

¿Deberíamos radicar un médico en cada localidad, por más pequeña que sea? No, de ninguna manera.

Hoy las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC´s) (conjunto de servicios, redes, software y aparatos que tienen como fin la mejora de la calidad de vida de las personas dentro de un entorno) son un aporte indiscutible para superar estas inequidades.

Hoy un médico, en una localidad como Tambores, recibe un paciente con sintomatología sugestiva de infarto de miocardio y con su notebook dispone de todas las maniobras sugeridas para el mejor tratamiento, mientras coordina su traslado a un centro hospitalario cercano.

Al mismo tiempo, se debe pensar en qué recursos humanos existen disponibles en todos los rincones del país, para analizar su eventual inclusión en una estrategia asistencial que le asegure a la gente mejores condiciones de vida y de sobrevida.

Cuando ocupé la Dirección General de ASSE, impulsé el aprovechamiento de los policías rurales para cubrir la necesidad de disponer de enfermeros radicados, en forma permanente, en esas localidades.

El resultado fue muy bueno y hoy podríamos pensar en subir la apuesta y tratar de convertirlos en paramédicos, que sepan realizar las maniobras básicas de reanimación, frente a una crisis de salud, apoyados a distancia por médicos dispuestos en lugares estratégicos, a través de las TIC´s

Esa medida tendría numerosos impactos.
Por pequeña que sea la población, siempre hay un destacamento policial. En ese destacamento existen, radicados en la localidad, policías rurales que no son más que los “milicos” del pueblo.
Capacitarlos en estas maniobras permitirían, revalorizar su imagen, mejorar su remuneración y realizar un aporte insustituible a la comunidad a la que pertenecen.

Por último se debería integrar a la Fuerza Aérea para que, con los recursos necesarios, asegurara el traslado de aquellos que así lo requirieran.

En mi opinión, éste sería el sub sistema básico de cobertura local de las emergencias sanitarias, más alejadas de los centros asistenciales, que permitiría revolucionar la asistencia de tales situaciones y eliminar parte de las inequidades existentes.

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