Desde que tengo memoria como integrante de los cuadros de la
salud, las actividades anestésicos quirúrgicas han logrado tratamientos
diferentes al resto de los actos médicos.
Cuando fui practicante, era muy difícil integrar los equipos
dedicados a realizar ayudantías quirúrgicas y más allá del sacrificio que las
urgencias en cualquier horario imponían, era muy buena la paga que se lograba.
Todos nos beneficiábamos del cobro a destajo (cuanto más participábamos, más
cobrábamos).
Cuando superé esa etapa, veía cómo los obstetras ganaban
fortunas (cuando eran buenos) cobrando la disponibilidad frente al parto, pese
a que el multiempleo a veces impedía que pudieran atender a todas las
parturientas con la misma dedicación. De todas maneras si llegaban a atender el
parto, cobraban el “parto a elección”, hubieran estado o no durante el trabajo
de parto.
Siempre me cuestioné el impacto negativo que sobre los
recién nacidos podían tener las demoras que muchas veces se generaban.
Algunos intentos de maternidades únicas fracasaron y
seguramente debieron existir, entre otras, razones económicas que lo
impidieran. En ellas se podría haber concentrado la tecnología que
asegurara un control adecuado del feto, durante el proceso del parto y se
podría haber dotado de profesionales calificados integrando equipos con
supervisores de mayor nivel, que aseguraran la mejor asistencia.
Seguramente los ingresos de quienes lucraban con la
necesidad de la parturienta de tener una buena asistencia se hubieran reducido
sensiblemente.
Las dificultades culturales imperantes en las organizaciones
asistenciales, seguramente fueron un obstáculo relevante a la hora de intentar
complementar y desarrollar en forma conjunta y coordinada servicios altamente
especializados.
En países del primer mundo, la asistencia obstétrica está en
manos de parteras que contratan médicos para atender las complicaciones. Los
partos se hacen, muchas veces, en el domicilio de la embarazada y en
condiciones absolutamente naturales.
Alemanas, trabajando en el exterior, contratan parteras
alemanas y a su equipo, para tener sus hijos en sus casas.
¿Estaremos tan lejos de eso?
Más adelante ya como administrador de servicios de salud,
debí enfrentar conflictos con los anestesistas y los cirujanos.
Siempre llamó la atención el número reducido de algunos
especialistas, que por otra parte ejercían la totalidad de los cargos
disponibles, formando equipos que cubrían la totalidad de la demanda.
Nunca hubo explicaciones sobre las razones de tan poca
oferta de especialistas. ¿Serían las cátedras las responsables de esa escasez
de cupos?
Un ejemplo de las implicaciones que esas situaciones han
tenido, fue el capítulo de las cirugías oftalmológicas.
Más allá de las discrepancias con los acuerdos ocultos con
el gobierno de Cuba, con las condiciones de trabajo de los oftalmólogos
cubanos, con la falta de revalidación de los títulos, quedó de manifiesto que el
Estado pudo forzar una solución que el gremio de la especialidad tenía
bloqueado.
Por otra parte las actividades médicas no invasivas, han
sido tradicionalmente mal pagas, salvo aquellas vinculadas a algunas técnicas
de diagnóstico y las orientadas a la administración de las organizaciones de
salud, que en algunos casos se han beneficiado de lo primero para situarse en
la cima de la pirámide de las organizaciones
y cobrar suculentos salarios.
El tema no pasa por confrontar los ingresos de unos y otros.
Entiendo que se trata de analizar las condiciones en que se logran tales ingresos.
Si se logran mediante medios que no pongan a la satisfacción de las necesidades
de los pacientes en el foco, sin lugar a dudas hay que revisar la situación.
No debe de ser tan difícil encontrar mecanismos que respeten
los ingresos actuales, mediante escalafones transitorios que los contemplen,
previendo un cambio hacia el futuro para que estas situaciones no se repitan.
Hoy estamos enfrentados a un
conflicto entre unos y otros, donde los pacientes quedan de lado y lo
que destaca son los aspectos económicos.
¿No será el momento que los que pergeñaron y han utilizado
la reforma de la salud, como un gran logro, aborden el tema organizacional que
divide a sus RRHH y ordene el trabajo médico mediante escalafones por
especialidad, remunerando por méritos, formación, actualización, resultados y
no por capacidad de presionar al poder?