Primer columna del 2019 en La Democracia Digital
Anibal Steffen tocó la diana que nos convoca
a retornar a la tarea de escribir en este glorioso medio de comunicación, que
de alguna manera nos une con nuestro inolvidable caudillo, Wilson Ferreira
Aldunate.
Nuestra columna ha sido esencialmente
destinada a compartir opinión sobre el sector de la salud y por lo tanto debo
resolver por dónde empezar.
Parece tradicional tratar de hacerlo por el
principio y por ello creo que sería de utilidad volver a pinchar algunas pompitas
que con mucha astucia y profesionalidad han creado para hacerle creer a la
población que son los grandes reformadores del sector de la salud del Uruguay.
Hace más de 10 años que a estos genios de la
falsedad se les ocurrió que tenían que convencer a la gente de que realmente eran una fuerza
política revolucionaria y que eran capaces de transformar al sistema de salud
del Uruguay.
¿Por qué eligieron el sector de la salud?
Lo eligieron seguramente porque
se trata de un sector poco conocido en su enorme complejidad y poco analizado,
pero que sin lugar a dudas afecta la sensibilidad de la gente.
Como son tan ignorantes como falsos, algo les
debe haber hecho darse cuenta que la tarea era demasiado compleja y optaron por
lo más sencillo, inventar un maquillaje y mostrarlo a la población como la gran
tarea.
Su principal objetivo: vender algo como logro
sin que tuvieran que hacer prácticamente nada.
¿Cómo lo hicieron?
Decidieron ponerle un nombre diferente a lo ya
existente, que lo hiciera comprable como una gran reforma.
Lo primero que se les ocurrió fue definirlo
como un Sistema, aprovechando que para la mayoría de la gente el concepto de
sistema es generalmente desconocido.
Un sistema es un
conjunto de entidades caracterizadas por ciertos atributos, que tienen
relaciones entre sí y están localizadas en un cierto ambiente, de acuerdo con
un cierto objetivo
En este país han existido un conjunto de
entidades caracterizadas por prestar atención a la gente, que se han
relacionado de alguna forma entre sí (sumándose, complementándose, etc.), que
lo han hecho en un cierto ambiente (el territorio nacional), con un cierto
objetivo (proteger y cuidar la salud de la población).
Desde el principio mismo de nuestra historia este
sistema existe, cuando a la sanidad militar (que cuidaba la salud de los
soldados), se le agregó el hospital para los indigentes y ya a fines del siglo
19 se fundó la Asociación Española Primera de Socorros Mutuos y más tardes
otros servicios de similares características.
Si se parte de esa afirmación se puede asegurar,
sin temor a equivocarse, que de creación no hay absolutamente nada.
Le agregaron lo de “nacional” como si antes
de la llegada de esta fuerza política los hospitales, centros de salud,
policlínicas, sanidad militar y policial, las cooperativas federadas de la FEMI
y el resto de los servicios asistenciales, sólo existieran en Montevideo.
Es poco creíble que no lo supieran por lo que
sólo cabe pensar que, a sabiendas, inventaron una gran mentira. Lo de Sistema
Nacional, sólo el nuevo nombre
De alguna manera alguien les debe haber dicho
que uno de los grandes problemas que tenía el sistema existente era la pésima
utilización del gasto (casi el 10% del PBI), la superposición de servicios, la
superposición de esfuerzos y de recursos, la casi ausencia de
complementariedad, la enorme inequidad entre los servicios que se prestaban en
Montevideo en relación a los que se ofrecían en el interior y qué mejor idea que
agregarle al nuevo nombre lo de “integrado”.
¿Hicieron algo con relación a la integración?
Prácticamente nada. Los servicios siguen tan
desintegrados y superpuestos como antes. El gasto se sigue dilapidando
prácticamente sin control, con una peligrosa tendencia al crecimiento, sin el
consiguiente impacto en la mejora de la asistencia.
Lo preocupante es que hasta ellos mismos se
han convencido de su mentira y han llegado a sostener que la “reforma de la
salud” es uno de los principales logros en el área social que ha tenido este
gobierno y ahora se aprontan a una segunda fase de la falsa reforma.
Imagínense ustedes que si esta gran mentira
es uno de sus principales logros, cómo será el resto. Al decir de mi padre
“cómo será la cañada cuando el gato pasa al trote”
Lo que
no se puede discutir es que como producto del marketing de la gestión del
gobierno, esta gran mentira, ha tenido un importante impacto en la opinión
pública.