La mayor parte de mi carrera la hice en este hospital. Mis primeras guardias, mis primeras cirugías, mis primeros partos. Todo eso sucedió en la segunda mitad de los 60 y la primera mitad de los 70
Ocupó un lugar de privilegio entre los servicios de
emergencia, del país en general y de Montevideo en particular. Si alguien
sufría un accidente de importancia o le ocurría cualquier tipo de crisis en la
salud, que le pusiera en riesgo la vida, no había mejor lugar donde asistirse.
Ya en aquella época, el estado del edificio dejaba
mucho que desear. La falta de mantenimiento preventivo, el deterioro inexorable
y progresivo de la infraestructura iban deteriorando la imagen de ese ícono de
la salud uruguaya.
Su estructura vertical, planteaba serios problemas
de funcionamiento. La maternidad en el piso 16 y el block quirúrgico en el 17,
eran toda una complicación.
Su pertenencia al ámbito universitario y con ella su
autonomía del resto del sistema asistencial público, fue generando numerosos
desencuentros.
De todas formas, servicios desarrollados en su ámbito,
como el Centro Latino Americano de Perinatología (CLAP) fueron referencia
internacional en su especialidad.
A su vez, se fueron generando situaciones
tremendamente disonantes. Mientras el edificio todo se venía abajo, grandes
inversiones fueron generando islas de modernidad en medio del caos. El centro
Nacional del Quemado fue uno de esos casos y a él le siguieron muchos otros,
hasta el día de hoy.
Como telón de fondo la gran discusión: Hospital de
Clínicas si o no, reciclarlo en su totalidad o hacer uno nuevo.
No parece existir duda alguna de que el país debe
continuar disponiendo de un hospital de clínicas, para que en él se formen los
profesionales de la salud..
Y acá debemos saber que no toda la formación del
capital humano de la salud, se forma en el Clínicas; una muy buena parte se
realiza en los hospitales de ASSE. Éste no es un tema menor, ya que la
actividad docente asistencial distorsiona el normal funcionamiento y la gestión
de los hospitales de ASSE y al mismo tiempo impone a los usuarios de sus
servicios a ser usados durante el proceso de aprendizaje.
Por esa razón y en referencia a ese tema, entiendo
que debería revisarse, para buscar la forma de que quienes no pueden acceder al
mutualismo, no deban inexorablemente prestarse a esas prácticas. Baste pensar
en una paciente ginecológica u obstétrica, que debe soportar ser examinada por
un grupo de estudiantes, que deben hacerlo para aprender las maniobras
correspondientes.
Por otra parte la gestión de los servicios docentes
asistenciales, debe subordinarse a la autoridad hospitalaria y aceptar todas
aquellas disposiciones orientadas a optimizar la gestión.
Otro tema relevante es que hasta ahora no se ha
definido el número de médicos, enfermeros, y otros profesionales necesarios
para prestar una correcta asistencia y por esa misma razón, no se sabe cuántas
camas hospitalarias deberían estar disponibles para ese fin.
Tampoco existe posibilidad alguna de que otras
universidades puedan compartir este hospital, para crear carreras médicas, compartiendo
los costos, salvo acuerdos con la autoridad de la UDELAR, que siempre va a
imponer su voluntad.
Si el Estado y por lo tanto si todos, nos vamos a
hacer cargo de su recuperación, entiendo que debería reformularse el marco
organizacional y que debería pensarse en una gestión compartida con aquellas
universidades que tengan en sus planes carreras médicas.
En otro orden de cosas, su inclusión en el Sistema
Nacional de Salud, debe responder a una planificación de mediano y largo plazo,
donde los roles asumidos por el hospital universitario deben contemplar las
necesidades formativas y las necesidades asistenciales y deben estar sujetos a
las decisiones de la autoridad sanitaria, por encima de la autonomía universitaria.
Por último el gran dilema: reconstruir o hacer
nuevo.
Durante su presidencia el Dr. Jorge Batlle puso el
tema en la agenda política y se discutió sobre estas dos opciones.
El Dr. Batlle planteaba la gestión de un préstamo
ante el BID para la construcción de un nuevo Hospital de Clínicas que fuera
entregado llave en mano.
La oposición y la ideología dominante en el gobierno
universitario, se opusieron.
Resultado: todo siguió como venía, hasta que el
Presidente Chavez aportó una suma importante para su reciclaje. Alcanzó para
bastante poco, mejoró en algo su fachada y se construyeron algunas islas de
modernidad.
Ante reclamos por falta de recursos, el diputado
Javier García propuso hacer un nuevo hospital de clínicas, pero en el Cerro de
Montevideo. Su idea de un nuevo hospital fue incluida en el Programa de
gobierno del Partido Nacional.
Frente a toda esta problemática, nada fácil de
resolver, a mi juicio se debería:
- Analizar
y definir el número de camas necesarias, para concentrar la actividad
docente en ese hospital, liberando a ASSE de la misma.
- Analizar
y definir la gestión del futuro hospital incorporando a las demás
universidades a su dirección.
- Definir
con claridad el rol que el hospital de clínicas desempeñaría en el Sistema
Nacional Integrado de Salud.
- Analizar
y definir la mejor opción para solucionar esta coyuntura, reciclando total
o parcialmente la planta física actual, redistribuyendo las áreas de
internación, quirófanos y salas de parto, utilizando los actuales institutos
de traumatología y ortopedia y el de reumatología para ubicar en ellos las
policlínicas, dejando los pisos más altos para aulas o, en su defecto,
construyendo un nuevo hospital