El conflicto de ASSE con los cirujanos y la responsabilidad del gobierno de Tabaré Vázquez
Hoy el tema del conflicto de ASSE
con los cirujanos se ha convertido en noticia relevante de nuestro quehacer
nacional.
Como toda crisis podemos
analizarla en su expresión actual o en relación al proceso que la generó o
permitió que se concretara.
Por comprenderme las generales de
la ley, dado que fue durante el proceso fundacional de ASSE, que lideré, que se
creó la solución de la contratación por un sistema que desembocó en la Comisión
de Apoyo, me permito hacer algunas precisiones al respecto.
En aquél entonces, 24 años atrás,
la demanda de camas de CTI era atendida casi exclusivamente por servicios
mutuales que el MSP primero y ASSE después contrataban. Los pacientes eran
derivados permanentemente a los CTI privados y permanecían allí internados casi
hasta el alta definitiva. Muchos se iban del CTI para su casa.
Los salarios en ASSE no eran
competitivos con lo que ofrecían el resto de las instituciones del sector,
incluyendo al Hospital de Clínicas. Había dificultades de todo tipo para
contratar los recursos humanos necesarios para hacer funcionar camas de CTI en
ASSE. Con los doctores Solari y Francescolli se analizó la forma de
racionalizar el gasto asistencial y mejorar su eficiencia y se llegó a la
conclusión que debería crearse un mecanismo de contratación que permitiera
pagar salarios acordes al mercado y así poner en funcionamiento ese tipo de
camas de alta complejidad, que tanto se necesitaban.
Esta solución, que permitió
resolver aquella crisis, se fue extendiendo a lo largo de los años y terminó
convirtiéndose en una modalidad de contratación, llena de vicios e
irregularidades, para buena parte de los recursos humanos requeridos por ASSE.
Ahora bien, los gobiernos sucesivos
no pudieron o no quisieron normalizar la situación y llegamos al triunfo
frenteamplista en las elecciones del 2004.
Debo aclarar que cualquier
intento de regularización de situaciones irregulares vinculadas a los RRHH en
ASSE implica un proceso de una enorme dificultad. Hay un sinnúmero de
situaciones de cargos ocupados interinamente, de ascensos otorgados sin los
concursos correspondientes y otras irregularidades que, como ocurre en
cualquier sistema, si se intenta reordenar, se afectan los demás componentes
del sistema. Los escalafones profesionales eran y supongo deben de seguir
siendo verdaderos laberintos. Se requiere, sin lugar a dudas, de una
complejísima reingeniería organizacional que ordene el caos generado durante
muchísimos años.
¿Qué se podía esperar? Que la
“inteligenzia” frenteamplista aportara la solución que la incapacidad de los
gobernantes blancos y colorados, no habían sido capaz de encontrar.
¿Qué sucedió? Se dedicaron a
crear una fantasía marketinera para emparchar el Sistema de Salud existente y
se olvidaron de aquello que dice que primero hay que empezar por ordenar dentro
de casa, para después tener la autoridad necesaria para exigir el orden en las
demás instituciones del sector.
Le vendieron a la población una
reforma del sector que culminó con un nombre impactante, el “Sistema Nacional
Integrado de Salud”, que mantiene multitud de falencias sin resolver.
Dentro de las situaciones no
resueltas que encuentra esta administración, es la herencia maldita de la
administración Vázquez, que tranzó con los anestesistas pagándoles lo que
exigían y que firmó un convenio con los cirujanos, que no cumplió.
Ahora el proceso, que lleva 4
años de negociación, culmina con una renuncia de quienes no quieren seguir
trabajando en esas condiciones, sabedores de que son un recurso necesario y
escaso y que sin tomar decisiones como otros gremios, que llegan a dejar a la
población sin combustible o sin leche o sin educación, comunican que van a
renunciar y no se les da corte alguno.
Eso si, cuando la incapacidad de
resolver el problema que sus antecesores crearon, desencadena en la crisis
provocada por las renuncias de una parte de ellos, nos encontramos con la
respuesta autoritaria de quienes se saben administradores de mayorías
parlamentarias y tienen la soberbia del ignorante, que les impide buscar
soluciones con el aporte de los demás.
Francamente me parece
tremendamente injusta la “criminalización social” de los cirujanos, por
intentar que se cumpla un compromiso asumido y no advertir responsabilidades de
personajes rodeados de reconocimientos, a mi juicio inmerecidos, por cosas que
están muy lejos de ser como han dicho y siguen diciendo que son.