viernes, 1 de noviembre de 2013

CERTIFICACIONES MÉDICAS II


Creo que el tema es de tal gravedad que vale la pena seguirlo analizando.

No he recibido ninguna aclaración vinculada al tema, que me permita inferir que lo dicho es erróneo. Todo lo contrario.

Ayer conversaba con un AMIGO, de esos con mayúsculas, del cual no tengo la menor duda de la honestidad y certeza de sus apreciaciones, que además comparte conmigo ese estado casi ideal de no compromiso con grupo u organización alguna, por pertenecer a la clase de jubilados. Me decía que cuando en el BPS se pensó en transferir la responsabilidad de las certificaciones médicas, alguien en el directorio opinó en sentido contrario, porque se percibían los riesgos que la medida conllevaba.

En ese momento se señalaba la necesidad de crear mecanismos de auditoría y seguimiento de las actividades de certificación laboral, por parte de los médicos de las mutualistas, por numerosas razones.

Entre ellas no existe en el gremio médico formación específica en el área de la medicina laboral, salvo en instancias de especialización de post grado.

Aparecía como imprescindible que, frente a situaciones de licencias médicas prolongadas o excesivamente reiteradas, debían auditarse dichas certificaciones para confirmarlas, si la situación lo acreditaba o dejarlas sin efecto si se comprobaba su inadecuado otorgamiento.
Al mismo tiempo se debía sancionar a las instituciones donde se había comprobado la irregularidad y desechar las certificaciones provenientes de los médicos que las habían generado.

No se puede dejar de considerar el gasto excesivo e innecesario que le genera al estado, pagar por invalideces inexistentes

Si una situación irregular era denunciada por las empresas afectadas por el abuso del mecanismo de la certificación, por parte de algún colaborador, podían disponer del mecanismo de la auditoría para poner límite a situaciones de esta naturaleza.

Pero parecería que eso no estaría en sintonía con la actitud de esta fuerza política, que nos gobierna, que protege y estimula los desbordes sindicales y que cultiva la actitud antiempresarial como una forma de relacionamiento entre las fuerzas del trabajo y el capital.

De todas maneras es un tema que debería estar en la agenda electoral, para que todos nos aclaren qué piensan del tema.

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