Este fin de semana he sido
invitado a integrar un nuevo grupo de Facebook, identificado con el nombre de QUEREMOS
UN HOSPITAL PARA NUESTROS NIÑOS, que rápidamente ha incorporado a 700 miembros.
Este grupo plantea el reclamo a
las autoridades de ANTEL de que en lugar del Arena se destine ese dinero a
mejorar el Hospital Pereira Rossell.
Al agradecer la invitación advertí
que corrían el riesgo de que discrepara con el objetivo del grupo o más
precisamente con el medio propuesto para alcanzarlo.
Nadie en este país puede
discrepar con la idea de que el Hospital Pereira Rossell sea un centro de excelencia
y de referencia nacional y regional para la atención de los niños uruguayos y
de la región.
Tan es así que cuando estaba por
ser inaugurada la obra de remodelación, había sido invitado a colaborar con el
Dr. Julio Macedo, en ese entonces Director General de ASSE.
Tuve la oportunidad de recorrer
sus nuevas instalaciones y sugerí, que se intentara transformar aquella
organización hospitalaria en eso, un centro nacional y regional de excelencia
para la pediatría en general.
Para ello, era imprescindible
cambiarle su imagen de Hospital Público para niños pobres. Resultaría muy difícil
que quienes no fueran pobres quisieran compartir dicho servicio.
De hecho sólo en algunos casos
muy especiales, como el servicio de traumatología y ortopedia pediátrica que
dirigía el Dr. Nin Vivo o el centro de oncología pediátrica bajo la batuta del
Dr, Ney Castillo, que en los hechos eran verdaderas islas asistenciales, el
resto de los servicios no parecían atractivos para nadie.
Les cuento más. En algún momento
se planteó la integración del Pereira con los servicios del BPS y funcionarios
y beneficiarios se resistieron radicalmente.
En mi entender hay, sin lugar a
dudas, un tema cultural en la población que involucra a los servicios públicos
del MSP, hoy ASSE, que hace que la gente no quiera ser asistida junto a los
pobres.
Por otra parte y poco tiempo
antes de su inauguración volví a visitarlo y me encontré que por errores en la
planificación se habían olvidado de las aulas necesarias para dictar clases. El
formar parte del nefasto convenio docente asistencial (nefasto para quienes por ser pobres deben soportar ser objeto para la educación) determinó que se
instalaran tabiques en espacios públicos, convirtiendo aquellas hermosas
instalaciones en verdaderas tolderías. De excelencia nada
Por lo tanto si alguien quiere
que dicho hospital deje de ser lo que es y se convierta en algo mucho mejor,
hay que empezar por transformar su definición organizacional.
Por otra parte la historia de ese
hospital está plagada de grandes e importantes inversiones, que nada han podido
hacer con con su naturaleza y con la ausencia de una gestión adecuada y sostenida.
Se tuvo que desechar el
equipamiento íntegro por no haber soportado el paso del tiempo entre su arribo
y el acuerdo entre las empresas y los gobernantes de turno, para hacer la obra.
Padece de la misma patología que el resto de
los servicios de ASSE, donde los convenios docente-asistenciales hacen que sea
muy difícil saber quién manda, la cátedra o la jefatura del servicio y en caso
de que sean la misma persona, a quién le hace caso a la facultad y su co gobierno
o al Director del Hospital.
Por todo ello y más allá de lo
loable del intento me temo que no tiene sentido pelear por esos U$S 40: de dólares
para ese fin.
Mucho hay que hacer a la interna
del Sistema Nacional de Salud, antes de emprender este intento.
Podría si coincidir en una
propuesta dirigida a invertir ese dinero en viviendas para familias con niños
en situación de riesgo, que seguramente tendrían mucho mayor impacto sobre esa
población tan vulnerable.