Mi columna en La Democracia
En Salud, uno de los temas que
quizás sea de los más urgentes de resolver es el relacionado con la cobertura
de las emergencias asistenciales que, como lo he sostenido reiteradamente, es
la primera de las necesidades básicas en salud a ser resuelta para superar la
situación de indigencia sanitaria en
que siguen viviendo muchos uruguayos.
Si pensamos en las situaciones
que han ocurrido y siguen ocurriendo, a lo largo y ancho de todo el país, en
las que mucha gente ha padecido la ausencia de atención o la mala calidad de ésta
y ha terminado muerta, se puede afirmar que es imprescindible desarrollar, con visión
sistémica, un Sistema Nacional Integrado de Emergencias, en el que participen complementándose
los prestadores públicos y privados.
Por otra parte la complejidad del
tema y sus alcances e impactos hacen que sea necesario analizarlo con mayor
detenimiento.
Numerosos ejemplos hacen resaltar
su importancia, referida a la accidentología vial. ¿Cuántas víctimas de
accidentes carreteros culminan muertas o con graves secuelas por carecer de una
repuesta asistencial acorde y oportuna? En el caso de nuestro amigo José Carlos
Cardozo, la calidad de la respuesta seguramente tuvo que ver con su recuperación.
Otro aspecto que no es menor es
la falta de relación entre la enorme inversión
en hotelería del más alto nivel, en parajes alejados de centros urbanos
y la ausencia de respuestas asistenciales adecuadas y acordes con el nivel de
servicios que se ofrecen y por lo tanto que se contratan. ¿Es lógico que
alguien pague cifras muy elevadas por servicios old inclusive y si sufre una
crisis de salud, no tenga ni cómo ni con quién ser atendido? ¿No se mejoraría
sensiblemente la oferta si estas emergencias estuvieran atendidas? Ignorarlo,
como país, me parece un acto de tremenda irresponsabilidad y muy poco
profesionalismo empresarial.
Simultáneamente un número
importante de compatriotas padece la insatisfacción de la necesidad básica de
ser atendido en tiempo y forma, cuando sufre un quebranto grave de salud. En
este caso la ausencia de respuesta puede ser geográfica, por residir en un
paraje lejano o por residir en una ciudad o pueblo donde no existe la adecuada
coordinación interinstitucional de los recursos
disponibles o simplemente porque vive en un barrio donde los servicios no
ingresan por temas de seguridad.
Durante el gobierno del Partido
Nacional presidido por Luis Alberto Lacalle, con Julio Macedo en la Dirección
General de ASSE, participé como negociador en representación de este organismo
en la implementación de un acuerdo con la FEMI, para garantizar la atención de
todas las emergencias médicas, quirúrgicas, pediátricas, ginecobstetricas y traumatológicas ocurridas en los servicios
de ASSE del interior del país. En realidad se trató de un acuerdo por el que se
contrataba los servicios de las instituciones federadas de la FEMI para que,
con sus recursos humanos, atendieran lo que ASSE no podía atender en todo el
territorio de cada departamento del interior del país.
Intereses empresariales hicieron
que el acuerdo durara lo que un lirio, menos de 6 meses de asumir la nueva
administración y desde entonces se ha ignorado la situación de tanta gente que
sufre de una pésima cobertura o carece totalmente de ella.
Por todas estas razones el
propuesto Sistema Nacional Integrado de
Emergencias debería tener, a mi juicio, propuestas departamentales que incluyan bajo su cobertura a todos
los habitantes del departamento, propuestas
regionales que aporten la complejidad necesaria para la atención de las
demandas de núcleos más importantes de usuarios y propuestas nacionales que contemplen los mayores niveles de
complejidad.
Se debería basar en criterios de
complementariedad y racionalidad, terminando con las duplicaciones de
servicios. No deberían existir emergencias públicas y privadas ni centros
regionales o nacionales superpuestos, sino servicios únicos de alta complejidad
con todos los recursos necesarios disponibles. Servicios como el de
neurocirugía de Tacuarembó son un claro ejemplo de lo que planteo.
Por último y por ahora, es
indiscutible que la solución no es un tema exclusivo del sector de la salud.
Hay otros organismos, como la Fuerza Aérea, la Policía Caminera, la Policía
Rural, las intendencias, etc. que deberían ser involucradas en la formulación
del proyecto, para que aporten desde su saber y desde sus recursos, las mejores soluciones para resolver, lo que
otros países del Primer Mundo han resuelto hace ya bastante tiempo.
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