sábado, 1 de julio de 2017

Cuando la Indigencia Sanitaria se transforma en Riesgo de Vida


Mi columna en La Democracia

En Salud, uno de los temas que quizás sea de los más urgentes de resolver es el relacionado con la cobertura de las emergencias asistenciales que, como lo he sostenido reiteradamente, es la primera de las necesidades básicas en salud a ser resuelta para superar la situación de indigencia sanitaria en que siguen viviendo muchos uruguayos.

Si pensamos en las situaciones que han ocurrido y siguen ocurriendo, a lo largo y ancho de todo el país, en las que mucha gente ha padecido la ausencia de atención o la mala calidad de ésta y ha terminado muerta, se puede afirmar que es imprescindible desarrollar, con visión sistémica, un Sistema Nacional Integrado de Emergencias, en el que participen complementándose los prestadores públicos y privados.

Por otra parte la complejidad del tema y sus alcances e impactos hacen que sea necesario analizarlo con mayor detenimiento.

Numerosos ejemplos hacen resaltar su importancia, referida a la accidentología vial. ¿Cuántas víctimas de accidentes carreteros culminan muertas o con graves secuelas por carecer de una repuesta asistencial acorde y oportuna? En el caso de nuestro amigo José Carlos Cardozo, la calidad de la respuesta seguramente tuvo que ver con su recuperación.

Otro aspecto que no es menor es la falta de relación entre la enorme inversión  en hotelería del más alto nivel, en parajes alejados de centros urbanos y la ausencia de respuestas asistenciales adecuadas y acordes con el nivel de servicios que se ofrecen y por lo tanto que se contratan. ¿Es lógico que alguien pague cifras muy elevadas por servicios old inclusive y si sufre una crisis de salud, no tenga ni cómo ni con quién ser atendido? ¿No se mejoraría sensiblemente la oferta si estas emergencias estuvieran atendidas? Ignorarlo, como país, me parece un acto de tremenda irresponsabilidad y muy poco profesionalismo empresarial.

Simultáneamente un número importante de compatriotas padece la insatisfacción de la necesidad básica de ser atendido en tiempo y forma, cuando sufre un quebranto grave de salud. En este caso la ausencia de respuesta puede ser geográfica, por residir en un paraje lejano o por residir en una ciudad o pueblo donde no existe la adecuada coordinación interinstitucional  de los recursos disponibles o simplemente porque vive en un barrio donde los servicios no ingresan por temas de seguridad.

Durante el gobierno del Partido Nacional presidido por Luis Alberto Lacalle, con Julio Macedo en la Dirección General de ASSE, participé como negociador en representación de este organismo en la implementación de un acuerdo con la FEMI, para garantizar la atención de todas las emergencias médicas, quirúrgicas, pediátricas, ginecobstetricas  y traumatológicas ocurridas en los servicios de ASSE del interior del país. En realidad se trató de un acuerdo por el que se contrataba los servicios de las instituciones federadas de la FEMI para que, con sus recursos humanos, atendieran lo que ASSE no podía atender en todo el territorio de cada departamento del interior del país.

Intereses empresariales hicieron que el acuerdo durara lo que un lirio, menos de 6 meses de asumir la nueva administración y desde entonces se ha ignorado la situación de tanta gente que sufre de una pésima cobertura o carece totalmente de ella.

Por todas estas razones el propuesto Sistema Nacional Integrado de Emergencias debería tener, a mi juicio, propuestas departamentales que incluyan bajo su cobertura a todos los habitantes del departamento, propuestas regionales que aporten la complejidad necesaria para la atención de las demandas de núcleos más importantes de usuarios y propuestas nacionales que contemplen los mayores niveles de complejidad.

Se debería basar en criterios de complementariedad y racionalidad, terminando con las duplicaciones de servicios. No deberían existir emergencias públicas y privadas ni centros regionales o nacionales superpuestos, sino servicios únicos de alta complejidad con todos los recursos necesarios disponibles. Servicios como el de neurocirugía de Tacuarembó son un claro ejemplo de lo que planteo.

Por último y por ahora, es indiscutible que la solución no es un tema exclusivo del sector de la salud. Hay otros organismos, como la Fuerza Aérea, la Policía Caminera, la Policía Rural, las intendencias, etc. que deberían ser involucradas en la formulación del proyecto, para que aporten desde su saber y desde sus recursos,  las mejores soluciones para resolver, lo que otros países del Primer Mundo han resuelto hace ya bastante tiempo.

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