El SMU emitió opinión sobre el cierre del Canzani.
Aquí va la mía
Las ciencias organizacionales
resaltan la importancia de la Gestión del Conocimiento Organizacional, que
implica rescatar todo el aprendizaje organizacional, transformándolo en
conocimiento perteneciente a la organización, que puede ser compartido con
otras organizaciones y que no desaparece con el retiro de los responsables de
su desarrollo.
Quienes proponen el cierre del Canzani, lo
fundamentan en la caída abrupta del número de partos que deja ociosas numerosas
camas.
Si se analiza el proceso, que ya
lleva unos cuantos años, es fácil comprobar que lo que están haciendo es
continuar la obra de sus antecesores, desmantelando una estructura que supo
ocupar un lugar de destaque en el Sistema de Salud uruguayo.
Es otra clara muestra de la falta notoria de una
visión sistémica. Miran sólo el objeto y se olvidan del rol que tiene en el resto del Sistema.
En todas las opiniones vertidas
sobre el cierre del Canzani, no he tomado nota de alguna referencia al estado y
las condiciones de su planta física. Ya en los años 80, cuando colaboraba con
la Dirección del Canzani, un incendio en el primer piso desnudó problemas
serios de la estructura, que limitaban, entre otras cosas, la evacuación en
casos de siniestro. Las soluciones arquitectónicas eran complejas.
Hoy 30 años después y tomando en
cuenta que se trata de un edificio de más de 100 años, parecería ser su planta
física la razón fundamental para su cierre, lo que no quiere decir que con ello
se deban cerrar sus prestaciones.
Se debería preservar la exitosa
experiencia en el área obstétrica, rescatando el conocimiento acumulado, que de
aplicarse seguramente hubiera permitido evitar algunas muertes como la ocurrida
en la ciudad de Paso de los Toros.
Por otra parte sería bueno pensar
en términos de lo que hoy se conoce como
Centros de Referencia por Patología, focalizado en el diagnóstico y tratamiento
de las malformaciones congénitas y enfermedades raras, que atendiera la demanda
pública y privada de toda la población.
La experiencia del Canzani podría
constituirse en el germen de un Centro de estas características.
Sería una magnífica experiencia
de complementariedad público privada, racionalizando los recursos existentes,
concentrando saberes y experiencias desarrolladas en otros ámbitos y logrando
soluciones que de otra manera sería muy costoso implementar.
Cuando se piensa en una
alternativa de estas características no se puede ignorar que las malformaciones
congénitas, muchas veces requieren tratamientos complejos (CTI) y estudios muy
especializados, en su diagnóstico y seguimiento (Tomografía Computada,
Resonancia Magnética), que la planta física del Canzani no dispone.
Lástima que el edificio Libertad,
haya sido destinado a mantener un servicio que hace mucho tiempo dejó de tener
sentido de ser.
Hubiera sido un lugar magnífico
para sustituir al Canzani y desarrollar en él un Centro de Referencia para las
patologías congénitas y otras de rara aparición.
Quizás podamos cultivar la
ilusión de contar algún día con una mayor visión sistémica, por parte de las
autoridades que, por ejemplo, procure fortalecer el desarrollo de la
traumatología y la ortopedia en los hospitales generales de la capital y del
interior y se pueda transformar ese hospital en lo que propongo.
Sería bueno también que, de una
vez por todas, quienes no logran saber qué hacer con algunos servicios, antes
de cerrar a lo bruto, intenten analizar para qué otro destino pueden servir
aquellos servicios con tanta trayectoria.
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