martes, 5 de enero de 2016

El cierre del Sanatorio Canzani - Segunda parte


El SMU emitió opinión sobre el cierre del Canzani. Aquí va la mía

Las ciencias organizacionales resaltan la importancia de la Gestión del Conocimiento Organizacional, que implica rescatar todo el aprendizaje organizacional, transformándolo en conocimiento perteneciente a la organización, que puede ser compartido con otras organizaciones y que no desaparece con el retiro de los responsables de su desarrollo.

Quienes proponen el cierre del Canzani, lo fundamentan en la caída abrupta del número de partos que deja ociosas numerosas camas.
Si se analiza el proceso, que ya lleva unos cuantos años, es fácil comprobar que lo que están haciendo es continuar la obra de sus antecesores, desmantelando una estructura que supo ocupar un lugar de destaque en el Sistema de Salud uruguayo.

 Es otra clara muestra de la falta notoria de una visión sistémica. Miran sólo el objeto y se olvidan del rol que tiene en el resto del Sistema.

En todas las opiniones vertidas sobre el cierre del Canzani, no he tomado nota de alguna referencia al estado y las condiciones de su planta física. Ya en los años 80, cuando colaboraba con la Dirección del Canzani, un incendio en el primer piso desnudó problemas serios de la estructura, que limitaban, entre otras cosas, la evacuación en casos de siniestro. Las soluciones arquitectónicas eran complejas.

Hoy 30 años después y tomando en cuenta que se trata de un edificio de más de 100 años, parecería ser su planta física la razón fundamental para su cierre, lo que no quiere decir que con ello se deban cerrar sus prestaciones.
  
Se debería preservar la exitosa experiencia en el área obstétrica, rescatando el conocimiento acumulado, que de aplicarse seguramente hubiera permitido evitar algunas muertes como la ocurrida en la ciudad de Paso de los Toros.

Por otra parte sería bueno pensar en términos de lo que hoy  se conoce como Centros de Referencia por Patología, focalizado en el diagnóstico y tratamiento de las malformaciones congénitas y enfermedades raras, que atendiera la demanda  pública y privada de toda la población.

La experiencia del Canzani  podría constituirse en el germen de un Centro de estas características.
Sería una magnífica experiencia de complementariedad público privada, racionalizando los recursos existentes, concentrando saberes y experiencias desarrolladas en otros ámbitos y logrando soluciones que de otra manera sería muy costoso implementar.

Cuando se piensa en una alternativa de estas características no se puede ignorar que las malformaciones congénitas, muchas veces requieren tratamientos complejos (CTI) y estudios muy especializados, en su diagnóstico y seguimiento (Tomografía Computada, Resonancia Magnética), que la planta física del Canzani no dispone.

Lástima que el edificio Libertad, haya sido destinado a mantener un servicio que hace mucho tiempo dejó de tener sentido de ser.
Hubiera sido un lugar magnífico para sustituir al Canzani y desarrollar en él un Centro de Referencia para las patologías congénitas y otras de rara aparición.

Quizás podamos cultivar la ilusión de contar algún día con una mayor visión sistémica, por parte de las autoridades que, por ejemplo, procure fortalecer el desarrollo de la traumatología y la ortopedia en los hospitales generales de la capital y del interior y se pueda transformar ese hospital en lo que propongo.

Sería bueno también que, de una vez por todas, quienes no logran saber qué hacer con algunos servicios, antes de cerrar a lo bruto, intenten analizar para qué otro destino pueden servir aquellos servicios con tanta trayectoria.

 

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