El sanatorio Canzani, al igual
que el sanatorio Pacheco, en la calle Agraciada, fueron sanatorios privados que,
a mitad del siglo pasado, pasaron a convertirse en las dos unidades de
internación del Consejo Central de Asignaciones Familiares originalmente y de
la Dirección General de la Seguridad Social, cuando ésta fue creada absorbiendo
a organismos vinculados a la Seguridad Social, durante la última etapa de la
dictadura.
Ambos sanatorios requerían inversiones
importantes y las autoridades interventoras decidieron el cierre del Sanatorio
Pacheco, contratando servicios privados para atender la demanda.
Se decidió recuperar el sanatorio
Canzani, convirtiéndolo en la Unidad de Perinatología. Esta especialidad fue impulsada
desde el Centro Latino Americano de Perinatología (CLAP/OPS), que revolucionó
la asistencia perinatal del momento
Para quienes trabajábamos en los
Centros Materno Infantiles de Asignaciones Familiares, era habitual comprobar
errores asistenciales, en pacientes que padecían patologías severas que ponían en riesgo el
embarazo y sus vidas.
Desde nuestros puestos de trabajo
logramos que se creara una Comisión para atender la problemática del Alto
Riesgo Materno Infantil.
Dicha comisión, que integramos, logró
formular un Programa de Alto Riesgo, que pautaba las conductas a seguir según
la detección de aquellas patologías que implicaban un mayor riesgo para la
embarazada. El cuerpo técnico sabía con precisión que cuando se evidenciaba
determinado factor de riesgo, la paciente debía ser derivada a la policlínica
de Alto Riesgo, donde se definían las condiciones de su seguimiento. El Canzani
era el centro asistencial al que se debía derivar para la atención de su parto.
Este programa involucraba a embarazadas de Montevideo y del interior.
Quienes cursaban un embarazo
normal eran asistidas en otros centros privados.
El Profesor Mañe Garzón,
responsable del Departamento de Pediatría impuso, entre otras cosas, la
auditoría de las Historias Clínicas de los embarazos culminados en muerte
fetal, para comprobar si se habían cumplido las pautas asistenciales definidas
para ese embarazo. Se trataba de una suerte de Auditoría interna que permitía
prevenir futuros errores.
Fue en el Canzani donde fundamos el
Servicio de Ecografía obstétrica, incorporando ese estudio como rutina al
momento de la captación, siendo pioneros en el sistema público y privado. Eso
permitía saber con exactitud el tiempo de gestación y las características
iniciales de ese embrión. También permitía darle seguimiento a esa gestación y
conocer otros factores de riesgo, que de otra manera eran muy difíciles de
detectar.
Los avances generados en el
Laboratorio del Canzani, permitieron prevenir y tratar precozmente muchas
enfermedades, contribuyendo al abatimiento de las tasas de mortalidad infantil.
Al mismo tiempo, el Área de la
Salud, tenía un departamento especializado en la atención de las malformaciones
congénitas, con especialistas de gran categoría que generaron historia en
tratamientos tales como “labios leporinos”, al alcanzar un volumen tal de
tratamientos concentrados en un solo lugar que eran referencia en el mundo de
la medicina.
Muy pocas especialidades se
resolvían fuera del Canzani.
Tampoco se debería olvidar el
Programa de seguimiento de Prematuros y Recién Nacidos en Riesgo, que cuando
nacía un niño en esa situación era seguido en domicilio por un equipo
especializado.
Todo ésto muestra que aún en
dictadura, el Canzani desarrolló sus servicios obstétricos y pediátricos,
logrando altos niveles de calidad, pese a su vieja planta física.
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