Sostienen que se precisa “un elemento de análisis objetivo para mejorar” 03.09.2013
Un grupo de médicos y jerarcas de la salud, que se reúne desde
hace tres años en el marco de las actividades del Instituto Nacional de Calidad
(Inacal), propondrá la creación de un instituto de evaluación en salud, al
igual que existe en el ámbito de la educación por ley desde 2010 y en
funcionamiento desde 2012.
Según dijo a El Observador el ingeniero Gonzalo Blasina,
director del Inacal y participante de esas reuniones, la percepción es que
“falta información” sobre la gestión de la salud y se visualiza la necesidad de
contar con “un elemento de análisis objetivo para realizar mejoras
sistemáticas”.
Los integrantes de esa comisión –todos médicos, entre los cuales
hay autoridades y ex jerarcas del Ministerio de Salud Pública y de ASSE, así
como dirigentes gremiales, estudiarán en las próximas semanas el funcionamiento
del Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineed) para proponer en el
Parlamento la creación de un Instituto Nacional de Evaluación en Salud (Inees).
Con todo respeto, me parece que si después de 3 años de
reunirse para analizar la calidad de los servicios de salud, han logrado como
producto de tanto esfuerzo, concluir que se necesita un Instituto Nacional de
Evaluación en Salud, el resultado es lamentable y de muy poca calidad.
Si además sugieren que sea como el creado para analizar la
calidad de la educación, no parece ser tan eficiente o el impacto de su gestión
es bastante pobre.
Sostienen que las “quejas” que se realizan al Sistema Nacional
Integrado de Salud son reflejo de que existe un “problema” y, les asista o no
la razón, merecen ser analizadas.
Yo me pregunto La cantidad de muertes que han sucedido en el
primer semestre de este año, ¿son apenas “un problema” o se parece más a un
verdadero caos asistencial?
En ese sentido, los médicos entienden que un instituto que
cuente con información objetiva podrá detectar errores frecuentes. “No para
entrar en una lógica de castigo al culpable, sino para analizar y mejorar
procesos”, indicó Blasina.
¿Hay procesos para mejorar o habrá procesos para crear?
El jerarca explicó que al castigar errores humanos (como olvidos
o distracciones), se transmite que es mejor esconder que admitir. Además,
Blasina sostuvo que en la salud no hay un solo responsable de las fallas: “Si
uno trabaja 12 horas en la misma posición y se equivoca, ¿de quién es la
culpa?”, cuestionó.
En estos tres años de reuniones la comisión se dedicó a alcanzar
“consenso acerca de la información disponible”. Realizaron, por ejemplo, un
análisis de las principales causas de los problemas que hay en la salud
uruguaya. Así llegaron a la conclusión de que la mayoría de las causas tienen
que ver no con la atención médica directa, sino con la falta de prevención, el
sedentarismo, la dieta inadecuada, los factores ambientales y psicosociales.
Me quiero imaginar que ha habido un error en la
interpretación de quien hizo la nota, porque resulta difícil de creer que hayan
pasado 3 años para alcanzar consenso sobre las causas de los problemas. Si
además concluyeron que la culpa la tiene la gente y no detectaron las enormes
fallas que tiene el sistema, la pobreza de los resultados es alarmante.
Calidad en salud
La comisión de médicos del Inacal también ha discutido cómo
mejorar la calidad en el sistema de salud. Analizaron las ventajas y las
desventajas de aplicar las certificaciones y modelos que los expertos en
calidad han desarrollado.
Sin embargo, resolvieron que “no hay una solución única para
problemas diversos”, y que la forma de mejorar la calidad dependerá de cada
centro de salud. “No es lo mismo una policlínica barrial que un hospital
metropolitano”, ejemplificó Blasina.
En mi humilde opinión la calidad de los servicios de salud es
bastante lamentable y lo digo como observador calificado porque la vida me ha
puesto de los dos lados del mostrador.
En primer término, se puede asegurar que contrariamente a lo
que implica la filosofía de la calidad, los servicios brindados por el sector
lejos están de estar focalizados al cliente.
Si uno analiza con detención el foco de esa producción de
servicios está en los prestadores, en sus necesidades y no en la gente.
Hay innumerables momentos de no calidad generados por falta
de atención a las necesidades de los clientes.
Pensemos en los carros térmicos, en la entrada abrupta del
personal para controles rutinarios independientes del estado del paciente, donde
se le despierta sin tener en cuenta que recién se acababa de dormir, de los gritos
del personal entre si, en los niños entrando solos a un block quirúrgico, en
los no tan niños entrando a ese mismo block con una tremenda angustia y un
enorme temor por lo que le van a hacer y teniendo que soportar verdaderos jolgorios
entre el personal, etc.
Aquí sin lugar a dudas hay un tema de cultura del sector, que
debe ser modificada, con capacitación específica, que les permita darse cuenta
que la calidad pasa por otro lado y que si se ubican por un momento en la piel
de los pacientes se darían cuenta de cuántas cosas no deberían hacer.
En segundo lugar me animo a decir que las certificaciones y
modelos que los expertos en calidad han desarrollado, sirven para ordenar los
procesos y corregir errores, haciéndolos más eficientes y de alguna manera
mejorando la calidad.
Son muy buenas herramientas para la gestión, que permiten
entre otras cosas lograr, con los mismos recursos mejores resultados.
Pero de muy poco sirven si la cultura del sector sigue igual.
Con toda franqueza creo que hay que generar acciones
integrales que impliquen capacitación en calidad de servicios (un notorio
deficit de la mayoría de los servicios que se prestan en el país) y por otra
parte la implantación de las normas de calidad correspondientes que respalden
la certificación de los servicios.
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