Escasez, derroche e indiferencia, una forma de describir al subdesarrollo
Así
encabezamos una nota compartida del Observador sobre la situación del Proyecto
de CTI de Canelones.
Parece
increíble comprobar como los viejos vicios y errores cometidos por los partidos
fundacionales, se repiten en estas administraciones del FA cuya propuesta de
cambio implicaba terminar con ellos.
Inversiones
en plantas físicas y en equipamiento, utilizados como logros de gestión, que han
demorado largo tiempo en ponerse en funcionamiento, han habido muchas a lo
largo de la historia de los servicios de salud públicos.
Baste
recordar el Hospital Pereira Rossell, el de Las Piedras, el de Canelones, etc. Por
eso podemos afirmar que no hay nada nuevo bajo el sol.
Con
relación al tema concreto de los CTI, me permito relatarles que cuando fuimos
designados para liderar la puesta en funcionamiento la Administración de los
Servicios de Salud del Estado, uno de los problemas con los que nos enfrentamos
fue el del gasto en CTI. Era tal el descontrol que los pacientes derivados a
los CTI privados, permanecían en ellos hasta ser dados de alta a su domicilio.
Como primera respuesta a esa grave situación se creó un equipo de seguimiento,
liderado por un especialista de primerísimo orden, el Dr. Homero Bagnulo, que
controlaba entre otras cosas los tiempos de estadía reduciendo el gasto
sensiblemente.
Simultáneamente
se buscaron formas de hacer funcionar camas de CTI en los hospitales de ASSE y
para ello se creo un sistema por el que se contrataban los RRHH por fuera del
sistema normal de contratación que tenía el estado. Fue el germen de la
Comisión de Apoyo de ASSE que terminó constituyendo una verdadera distorsión
del sistema.
A
lo largo del tiempo se ha ido comprobando que esa no era la única dificultad
para hacerlas funcionar. Rigideces en la gestión, liderazgos más políticos que
técnicos, lentas respuestas a las demandas de insumos y/o nuevos equipamientos,
etc., salvo en honrosas excepciones, fueron derivando en lo que es la realidad
actual. Hoy enfrentamos una realidad parecida y seguimos tozudamente marchando
por el mismo sendero.
¿No
habrá que explorar otras rutas?
Desde
hace años expertos han sugerido la complementariedad como forma de integración
de los sectores públicos y privados. ¿Tenemos claro de qué se habla? ¿No habrá
que analizar, previo un FODA sectorial,
las fortalezas y debilidades para aportar cada sector lo mejor de si y en
conjunto poner en funcionamiento lo que la gente precisa?
Me
parece que las rigideces ideológicas y la falta de creatividad y capacidad para
asumir riesgos, nos está impidiendo avanzar en éste como en otros tantos
terrenos de la salud en el Uruguay.